Ocho cantos en náhuatl es el primer largometraje enteramente musical, rodado en México con la exclusividad de la lengua náhuatl e instrumentos nativos históricos. La locación es Tlalquetepetque, conocido como Isla del Presidio, un sitio histórico y arqueológico con etapas históricas de más de tres mil años de antigüedad, y que es considerado como lugar sagrado por los pueblos coca, tecuexe, wixárika y nahuas.